En un mundo donde las marcas buscan internacionalizarse a través de clicks y algoritmos, Lili Pink ha elegido otro camino: abrir puertas, mirar a los ojos y construir confianza desde lo físico, lo cercano y lo cotidiano. Y lo está haciendo a lo grande: acaba de aterrizar en Buenos Aires, convirtiéndose en la primera marca de retail colombiana con tiendas físicas en Argentina.
Lo que empezó como una idea audaz en Colombia —ofrecer moda íntima accesible, colorida y con diseño— hoy se transforma en un proyecto regional con presencia en 12 países y más de 700 puntos de venta. Pero Argentina tiene un lugar especial: no es solo un nuevo destino en el mapa comercial de Lili Pink, es el inicio de una conexión emocional con uno de los mercados más exigentes y apasionados de Latinoamérica.
Un aterrizaje que suena a tango y a innovación
No fue un salto impulsivo. Antes de abrir sus dos primeras tiendas en Buenos Aires, el equipo de Lili Pink invirtió meses en entender la cultura de compra de las mujeres argentinas: qué colores prefieren, cómo eligen sus tallas, qué las hace sentir cómodas, seguras, poderosas. Porque si algo tiene claro la marca, es que vender ropa interior no es solo cuestión de telas y costuras, es entender cuerpos, historias y formas de habitar el mundo.
“Llegamos a Argentina con respeto y entusiasmo. Sabemos que es un mercado sofisticado, con una clientela que valora el diseño tanto como la autenticidad”, afirma Juan Arévalo, Gerente Comercial LATAM. El plan no se queda en estas dos aperturas: en tres años quieren abrir 50 tiendas y consolidar una operación que combine presencia física, estrategia digital y conexión emocional.
El color colombiano que cruza fronteras
El impacto de esta expansión va más allá de la moda. Lili Pink no solo exporta productos, también exporta talento, conocimiento y procesos hechos en Colombia. Cada tienda abierta en el exterior es una vitrina para la industria nacional: desde la manufactura hasta el diseño, pasando por el marketing y la tecnología. En paralelo, genera empleo, activa el comercio local y enriquece el diálogo cultural entre países hermanos.
“Queremos que cada mujer argentina sienta que hay un producto hecho pensando en ella, sin dejar de ser fiel al espíritu colombiano que nos define: color, alegría, innovación y cercanía”, explica Arévalo.
No es solo ropa interior, es una experiencia
La llegada a Argentina incluye toda la línea Lili Pink: desde ropa interior y productos de bienestar hasta la nueva categoría Lifestyle, pensada para acompañar a las clientas más allá del primer espejo del día. Pero el verdadero diferencial está en cómo lo entregan: una experiencia en tienda construida con cariño, campañas digitales inteligentes, alianzas con creadoras de contenido locales y un programa de fidelización que va más allá del descuento.
“Queremos que comprar en Lili Pink se sienta como hablar con una amiga que te entiende”, dice Verónica Pachón, Gerente de Mercadeo y Producto. Esa es la promesa con la que llegan a este nuevo mercado.
De Bogotá a Buenos Aires, una historia que apenas comienza
En un momento en el que muchas marcas dudan o se repliegan ante la incertidumbre económica, Lili Pink apuesta por crecer, adaptarse y acercarse más que nunca al corazón de sus clientas. Y lo hace desde la autenticidad, la empatía y una convicción clara: que la moda no debe ser exclusiva, sino inclusiva.
Con este paso histórico, Lili Pink no solo marca un hito para el retail colombiano, también lanza un mensaje potente: las marcas latinas pueden, deben y merecen ocupar espacios en todo el continente, no desde la imitación, sino desde su propio ADN.
Y si alguna vez te preguntaste cómo suena la moda colombiana cuando se mezcla con el ritmo porteño, ahora podrás encontrar la respuesta caminando por las calles de Buenos Aires, donde el rosa vibrante de Lili Pink ya comenzó a dejar su huella.