miércoles, octubre 8, 2025

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China responde con aranceles del 84% y sanciones a empresas estadounidenses, profundizando la guerra comercial

La guerra comercial entre Estados Unidos y China alcanzó este miércoles un nuevo nivel de tensión tras el anuncio de Pekín de imponer aranceles del 84 % a las importaciones de productos estadounidenses.





La medida es una represalia directa a la reciente alza de aranceles implementada por la administración de Donald Trump, y representa un incremento de 50 puntos porcentuales sobre el impuesto inicialmente previsto por China.





El anuncio se produce pocas horas después de que entraran en vigor los aranceles “recíprocos” aplicados por Estados Unidos, que incluyen un impuesto del 104 % sobre todos los productos provenientes de China. Ambas potencias, inmersas en un ciclo de medidas y contramedidas, siguen tensando las relaciones comerciales en un contexto de creciente incertidumbre global.





“La escalada de aranceles de Estados Unidos sobre China es un error tras otro, que infringe gravemente los derechos e intereses legítimos de China y daña seriamente el sistema de comercio multilateral basado en reglas”, afirmó la Comisión Arancelaria del Consejo de Estado en un comunicado oficial.





Junto con los nuevos aranceles, China impuso controles de exportación a 12 empresas estadounidenses, prohibiéndoles el acceso a productos de doble uso es decir, con aplicaciones tanto civiles como militares. Además, otras seis compañías fueron incluidas en la “lista de entidades no confiables”, lo que les impide realizar nuevas inversiones o comerciar en territorio chino.





En una acción paralela, el Ministerio de Comercio de China informó que ha presentado una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), en respuesta a las recientes medidas adoptadas por Washington. Pekín acusa a Estados Unidos de violar normas fundamentales del comercio internacional y solicita la intervención del organismo para frenar lo que califica como una escalada unilateral y peligrosa.





Con ambos países firmemente atrincherados en sus posiciones, los analistas temen que el conflicto arancelario continúe profundizándose, afectando no solo el comercio bilateral, sino también la estabilidad económica global.





Las empresas y los mercados internacionales ya están sintiendo los efectos del endurecimiento de las relaciones entre las dos mayores economías del mundo. Mientras tanto, el mundo observa con atención cómo esta guerra comercial se transforma en un conflicto político y tecnológico de alcance global, sin una salida clara a la vista.