¿Qué significa que el consumo crezca cuatro veces más rápido que la producción? En medio del Congreso de Confecámaras en Cartagena, el dato pasó como un número más en una presentación, pero en realidad encierra una alerta sobre el modelo económico colombiano: los hogares gastan más, las empresas producen menos, y la diferencia se cubre con importaciones.
Según cifras reveladas en el encuentro, el consumo interno avanza al 4%, mientras que la producción nacional apenas alcanza un 1%. Esa brecha —aparentemente pequeña en términos porcentuales— termina trasladándose de inmediato a la balanza comercial: todo lo que no se produce localmente entra por los puertos.
En palabras de Julián Domínguez, presidente de Confecámaras:
“La producción está creciendo al 1% y el consumo está creciendo al 4%. Esa diferencia la están cubriendo productos importados.”
Lo que Domínguez advierte no es menor. En un contexto de dólar volátil y tensiones internacionales, depender de bienes importados para sostener el dinamismo del consumo convierte a la economía en un terreno frágil. El aparente crecimiento interno se explica más por las compras externas que por la capacidad productiva del país.
El riesgo, señalan analistas presentes en el congreso, es que esta dinámica se vuelva estructural. Una economía que crece en función del consumo y no de la producción termina siendo vulnerable: pierde competitividad local, reduce la generación de empleo y expone a las finanzas públicas a una mayor presión. La brecha de tres puntos no es un simple desfase técnico; es un signo de que la base productiva no está respondiendo al ritmo de la demanda.
En suma, el contraste 4% versus 1% es más que un titular llamativo. Es el reflejo de cómo el país está financiando su propio consumo con la oferta de otros. Y si ese patrón se consolida, la balanza comercial podría transformarse en el talón de Aquiles de la economía colombiana en los próximos años.