¿Y si Colombia estuviera a punto de convertirse en el laboratorio de una jugada automotriz que podría reconfigurar todo el panorama regional?
Entre Envigado y Córdoba se mueve una negociación que, aunque todavía no está firmada, ya empieza a sacudir las proyecciones de la industria. La marca china Chery, especializada en eléctricos y con un crecimiento meteórico en Colombia —862% en ventas hasta septiembre de 2025, estaría ultimando conversaciones con Renault para producir autos en la planta de Renault-Sofasa en Envigado.
El dato no es menor: de concretarse, buena parte de esa producción se vendería bajo la marca Renault, aunque también habría espacio para Chery, de acuerdo con lo revelado por Bloomberg.
Las negociaciones arrancaron bajo el mandato del ex CEO Luca de Meo y siguen ahora en manos de François Provost. El esquema, de entrada, plantea que Chery ponga el capital y Renault ofrezca su capacidad instalada y su red industrial en América Latina.
Colombia sería pieza clave por la planta de Envigado, mientras que en Argentina se estudia llevar camionetas híbridas enchufables a la línea de Córdoba, con Renault como distribuidor regional.
Renault ha estado buscando alianzas para reducir costos y, al mismo tiempo, aprovechar los mercados en crecimiento. En Brasil, colabora con la empresa china Zhejiang Geely Holding Group en la fabricación y venta de modelos eléctricos y otros carros de bajas emisiones.
El silencio oficial contrasta con la magnitud de la noticia. Renault no ha confirmado nada, Chery tampoco.
El contexto ayuda a dimensionar la jugada. La planta de Envigado ya está acostumbrada a ritmos altos de producción, y en 2023 Renault había confirmado inversiones por más de 100 millones de dólares para nuevas plataformas de ensamblaje, según prensa oficial de Renault en Colombia.
A esto se suma el empuje de Chery, que con su regreso al país de la mano del Grupo Vardí no solo disparó ventas, sino que se posicionó como uno de los jugadores más agresivos entre los eléctricos en la región.
Si la alianza se concreta, el impacto sería amplio: Renault podría reducir presión financiera global y ampliar presencia regional, mientras que Chery obtendría acceso a una red productiva ya consolidada y con experiencia exportadora. Para Colombia, el efecto sería inmediato en empleo, proveedores locales y flujo de inversión extranjera directa.
En Argentina, la producción de híbridos enchufables añadiría un componente tecnológico que podría reposicionar su industria en la transición energética.
Más allá de la firma de un acuerdo, lo que está en juego es quién logra capitalizar primero la infraestructura instalada en la región. El desenlace no solo marcará el futuro de dos fabricantes, sino que pondrá a prueba la capacidad de Sudamérica para convertirse en un polo de producción competitivo en la era de la movilidad eléctrica e híbrida.