El Gobierno Nacional radicó ante el Congreso el Proyecto de Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2026, por $557 billones.
La cifra representa un aumento de $31 billones frente al presupuesto aprobado para 2025, según el Boletín Macroeconómico No. 26 de la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC).
El plan confirma el énfasis del Ejecutivo en programas sociales, educación, salud y reforma agraria, además de la consolidación de políticas como Hambre Cero y Renta Joven. En palabras simples: más inversión en la gente, menos gasto ineficiente.
El aumento de $31 billones equivale a un crecimiento del 5,9% en el gasto total.
De los $557 billones, cerca del 70% se destinará a inversión social, según la SFC. Los sectores de educación, salud, inclusión social y agricultura serán los principales beneficiados, en línea con el Plan Nacional de Desarrollo 2022–2026.
El presupuesto de 2026 no solo es el más alto de la historia reciente.
También marca una tendencia: un viraje del gasto público hacia programas que buscan reducir la pobreza y fortalecer la equidad.
El sector educativo volverá a ser el de mayor asignación, con más de $70 billones para infraestructura escolar, alimentación y becas universitarias.
En salud, el presupuesto llegará a $58 billones, enfocado en fortalecer hospitales, atención preventiva y el sistema público. Los programas Hambre Cero y Renta Joven también tendrán incrementos importantes, reforzando los subsidios a poblaciones vulnerables.
En materia agraria, el presupuesto crecerá más de 12%, alcanzando una de las participaciones más altas de la última década. El Gobierno busca avanzar en la reforma agraria integral, con recursos para compra de tierras, formalización y apoyo productivo a pequeños campesinos.
Según la SFC, este aumento hace parte de la estrategia para “fortalecer la economía rural y cerrar brechas territoriales”.
Aunque el presupuesto prioriza el gasto social, el reto será mantener la regla fiscal. El Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) proyecta que el déficit del Gobierno Central se reducirá hasta 2,8% del PIB en 2026, mientras la deuda neta se mantendrá alrededor del 54% del PIB.
El aumento no implica expansión descontrolada, sino una redistribución del gasto: menos subsidios energéticos y más inversión social y productiva.
Con $557 billones, el Presupuesto 2026 se convierte en la hoja de ruta económica y social del último tramo del actual gobierno.
Su mensaje es claro: más inversión en personas, menos gasto improductivo.
Ahora el desafío será ejecutar bien los recursos para que las cifras se traduzcan en resultados reales.